5 jul 2009

Perenne para no morir.

Las ardillas que suben a los árboles no son más que eso, ardillas, pero los perros que rascan sobre la tierra quieren encontrar un tesoro, como los piratas. Me siento segura. No soy un perro, ni tan siquiera una ardilla, que se alza en un árbol y es inaccesible, pero aún así me considero humana, porque lo soy. Burbujas. Burbujas, esta vez verdes, que son el rocío de los árboles que se cuelan por entre las hojas verde limón, caducas. Esperan. ¿Qué quieren? Volar, ser agitadas por el viento, -dulce primavera- y convertirse, para siempre, en hojas perennes.


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