14 nov 2009

El sol de las mañanas.

Solitario en una esquina.
Corre el chico, vuela.
Salta hacia el aire y ya no sabe hacia donde va, hacia donde se dirige su vuelo.
Las alas blancas le salieron de madrugada, voló tan alto que ni los pájaros le alcanzaron.
Era un ángel, era magnífico.
Y sabía saborear el sol de la mañana.

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