14 mar 2010

Crónicas de estar por casa XIV

No me pidas que entre en la cocina y no me eche a llorar, tal vez porque tu nombre se vaya borrando de mi cabeza poco a poco. Ya no se si decir somos o éramos... porque tu recuerdo es como una nube, se va deshaciendo por el viento... No recuerdo tus rasgos, ni tu forma de pensar, solamente esa sonrisa imperfecta, que solamente una persona como tu podría tener. Esa sonrisa que no es para ti, es para mí. Tal vez sea por eso que me duele.
Cuando entro en la cocina, no me pidas que no me eche a llorar, porque te recuerdo a ti lavando los platos, oliendo a champú, justo después de ducharte. ¿Sabes? Ahora pongo esa música que tanto me irritaba... solamente porque era la que tu escuchabas, y es la única forma que me queda para no olvidarte.

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