Me rindo.
Aunque sea un rendirse de arrepentirse después, de olvidar a los dos días, ahora mismo
me rindo.
Con los zapatos puestos, el abrigo sin quitar, el dolor en la espalda, me rindo.
Ya no quiero buscar más. Solo me sale a tientas, un intento de lo que ellos ya tienen. Yo soy la única perdedora en esta historia. Yo soy la única que sigo aquí, oyendo las mil voces del interior, queriendo arrancarse la piel de tanto asco, de tanta mugre que se me acumula debajo del estómago.
Me rindo.
A lo mejor mañana vuelvo a empezar, el contador de cero, como hago siempre, como haré hasta que me muera, que remedio sino, pegarse un tiro en la sien o meter la cabeza bajo el agua.
Pero hoy no. Hoy me voy a la cama habiéndome rendido.
Espero encontrar en mi rendición, en mi soledad no elegida,
un poco de calma a toda esta barbarie.