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7 nov 2010

Cuentos (y conejos en chisteras negras).

Eran las doce de la noche.

Sin zapato de cristal.
Sin carroza de calabazas.
Sin mayordomos y con zapatillas de esparto.
Lluvia en el cielo gris y luna oculta tras nubes. 
Árboles torcidos por el viento y luciérnagas en las aceras.
Hojas podridas acumuladas en el suelo.
Las diez y cuarto en el reloj atrasado.
Un viejo en el puente.
Caramelos de Hansel y Gretel. 
Lobos y casitas de madera. 
Luces de farolas encendidas.
Fotografías colgadas por un hilo en ramas.
Globos llenos de helio.
Estrellas fugaces que se escapan.
Sirenas que no saben cantar.
Una caperuza roja manchada de barro.
Sonrisas.

Eran las doce de la noche.
(Peter Pan volando a lo lejos).


18 jun 2010

Erase una vez...


Erase una vez una niña justito al lado de su cama. Erase una vez una niña que solamente sabía escribir anáforas sin sentido, metonimias sin reglas y sin ganas de nada. Erase una vez una niña que suspira con los globos escurridizos, que huían hacia el cielo de manos pequeñas que los asfixiaban. Erase una vez una niña que lloraba sin que nadie entendiera porque lo hacía. Erase una vez una niña que escribía cosas filosóficas y absurdas que tenía en la cabeza sobre una libretita rosa que le parecía tonta.
Y se quedó con sus pensamientos en la mano.
Sin nadie que fuese capaz de entenderlos.

17 jun 2010

Ese hada verde y roja (Relatos dedicados a imágenes VI)

Imagen de Rébecca Deautremer

Era el hada verde un murmullo, un recuerdo, una historia y una leyenda absurda. Caminaba sobre el agua, y sus pasos creaban pequeñas hondas que se esparcían por la laguna. No era capaz de romper el silencio, sus pelos se enredaban y se confundían con las ramas del jardín.
Era el hada verde pequeña, misteriosa y frágil, nadie conseguía verla. Justo cuando creías que estaba allí, desaparecía, rayos centelleantes a su espalda.
Solamente los niños creían en ella, porque solamente los niños creen en las hadas.
Adultos egocéntricos se van sin magia.
Creer en lo invisible, en lo imposible... creen sin ver.

15 jun 2010

Desde lejos (Relatos dedicados a imágenes V)

"Qué planeta más extraño. Pensó entonces. Es completamente
seco, puntiagudo y salado. Y los hombres no
tienen imaginación. Repiten lo que se les dice... En el mío
tenía una flor, ella siempre hablaba la primera..."


Quedó reducido a un traje verde, a una bufanda roja. Y la luna le sonrió desde arriba, solamente como saben sonreír las lunas... Se quedó dormido en su lecho de paja, con los párpados cerrados, sombras voraces sobre su cama. Respiración entrecortada de sueños lejanos. Un principito entre las estrellas, recordando momentos, historias, la madurez tardía y el saber. Reducido a su traje de lino, rodeado de miles de rosas rojas que no sabían hablar...

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