Cero.

Siempre es difícil empezar, mera aclaración: empezar de cero. Creemos conocernos y tropezamos siempre con la misma piedra.

Una simple conversación en algún lugar de la casa...

- Mañana te toca a tí sacar a el perro.

- No es a el perro, es al perro. 

- Tú y tu estúpida gramática. Tú y tus letras absurdas ¿te importaría ocuparte un poco más de mí?

- Ya lo hago. 

- Pues no lo creo. Al menos yo no me doy cuenta. 

- Tu no te das cuenta de muchas cosas.
Siguió lavando los platos. La espuma resbaló y cayó en el fregadero. Poco después se convertía en agua.

(imagen de etringita)

Jump!

Hierba rancia y seca, adherida a tus zapatos. El descampado se abre ante nosotros, desolado y desierto, el silencio se apodera de nuestros cuerpos. Un frío torrencial entorpece mis pensamientos.

Saltamos.
Cierro los ojos, mis pestañas se convierten en rejas. El aire crea sonidos extraños y causa eco, devuelto por las montañas. Siento tus labios en mis mejillas sonrosadas. Sonrió y me dejo llevar por el vaiven de las hojas grisáceas. Otoño.
- ¿Crees que deberíamos de haber ido a esa fiesta?
Ya sé tu respuesta.

Mañana, a eso de las diez.

Las agujas del reloj. Pasa el tiempo y queda mi alma. Lluvia fina cae sobre mi regazo, empapa mi piel y mi falda, tela gris de tiempos antiguos.

El segundero avanza sin que me de tiempo a respirar. Espero. Espero. Pero lo que deseo no llega, y entonces paro y pienso que, tal vez, en vez de aproximarse huya. Poco a poco...

Quedamos en la estación y tú no te presentaste.

Corre que te pillo, así como así.

Y nos quedamos tú y yo solos, otra vez... con los rostros bañados por la luz de la mañana, sentados sobre el asfalto lleno de musgo de una carretera que no lleva a ninguna parte...

Todo y nada, la perfección imposible.

Desde aquel día no volvió a sonreír.

Lo tenía todo.

No tenía nada.

Ansiaba la vida de otros, cuando otros ansiaban la suya.

Quería vivir como los demás, cuando los demás estaban hartos de su vida.

Nunca se contentó con lo que tuvo.

Siempre quiso más.

No reparó en que su vida era perfecta, casi por excelencia.

Ella era la mejor, la más lista, la más rica, la más inteligente y la más orgullosa.

Por eso nadie quiso compartir esa vida con ella.

Queremos la perfección, no podemos obtenerla.

Y cuando la tenemos, solamente queremos dejar que se vaya.

Hartos de ella.

El ser humano no es capaz de contentarse con lo que tiene.

Siempre quiere más.

Eso es lo que nos pierde.

Todos...

...somos iguales.

La calle y yo, paralelos el uno al otro, mirando aquellas cosas que siempre me sorprendieron. Esas miradas, esas sornas, miles de personas pasando a mi alrededor sin que yo las conozca. Ellos son mi alrededor, para ellos yo soy su alrededor. Y sin embargo es diferente según el rasgo de ESA persona. La forma de mirarla, de juzgarla, de saber si de verdad... es como nos la imaginamos. El ser humano juzga antes de tiempo, siempre.

Blanco.

Negro.

Todos somos iguales.

No hay ser superior, aunque a veces nos lo parezca.

GRITO AL CIELO.

Grito mi nombre a las nubes, grito mi nombre al cielo.

Quiero que el río siga fluyendo, quiero que su cauce no quede reducido a un hilo que llora. Solamente deseo que la tierra no se derrumbe, enferma, que la vida pueda seguir hacia delante, que no le fallemos.

Grito mi nombre al atardecer dorado... espero que me ayude a conseguir mi sueño, por desmensurado que parezca.

Solo

Solo un momento más, una experiencia más, una vida más.

Solo tus sueños, tus locuras, tus sentimientos.

Solo el rozar de tu piel en mis párpados.

Solo... tu y yo, nadie más, hundidos en un mar de lágrimas.

No estamos solos

Alguien nos espera, alguien nos llama, alguien nos ayuda a salir hacia delante.

El silencio esconde rudas palabras...

TU BOCA

Tu boca viene de repente hacia a mí, todo tan simple como que tu y yo somos un solo ser.

Solos ante las calles de madrugada, con aquel italiano que andaba tres pasos por delante de nosotros, aquel italiano que iba silvando. Y así, tan básico, tan tonto: Ti amo...

Ojalá nos transformemos los dos en viento, y podamos volar juntos, tan simple, tan básico, tan tonto... tan perfecto.

Hacia delante.

Quiero ser algo diferente... como siempre.

¿Y quién me dice que no puedo? Nadie.

Porque siempre se puede, cueste lo que cueste, ir hacia delante.

Casi sin darme cuenta.

El tiempo pasa lento. Lento mientras arrastro los pies y me deshago en mi misma, casi sin darme cuenta.

Lento mientras los latidos de mi corazón hace que me desmorone como un castillo de arena poco solidificado, hecho por un niño cualquiera en una playa que solo funciona en verano.

Deshacer, desmoronar, todo se rompe, todo se frena. Ahora solo quedo yo sola, con mi cuerpo cualquiera, con mi alma, con mi sed y con mi calma, con mis ojos y también, con mi pena.

Claro como el agua.

De nuevo me niego a entender algo que está ante mí, claro como el agua. Ahora sé porque tu piel de seda no es capaz de rozarme, porque tus ojos se cierran cada vez que ven mi rostro aparecer. De nuevo digo no, negándome a aceptar que nuestras vidas se han cruzado y que separarlas será lo que tu y yo denominamos imposible. De nuevo digo no... y la palabra negativa se me escapa, casi sin querer, al cogerte de la mano y escaparme contigo camino a la luna.

El árbol de la vida.

Bajo el árbol de la vida se encuentra una semilla que solo es capaz de callar y no avanzar.

Hay seres humanos que la animan a hablar, que dicen "venga, que si no te mueves nunca podrás ser una flor",hay otros que esperan con paciencia a que ella germine sola, sin ayudarla, al final la flor será muy inestable. Y otros que, en cambio, van contando estrellas a su lado, son riéndoles y contándoles cuentos que hablan de una flor que no quería crecer, solamente quería callar. Y entre esa maraña de personas diferentes, un grupo que por desgracia es demasiado grande. Gente que pisa la flor sin darse cuenta de que esta ahí, mirando solamente al horizonte, hacia un futuro tan inestable como ellos.

Créeme

Créeme cuando te digo que los ojos están para mirar.

Créeme cuando te digo que la boca esta para hablar.

Créeme cuando te digo que los oídos son para escuchar.

Créeme cuando te digo que las manos son para tocar y agarrar.

Créeme cuando te digo que la nariz nos sirve para respirar.

Créeme cuando te digo que no hablo más que de la realidad.

NUEVO MUNDO

Nuevo mundo, mundo lleno de sorpresas que poco a poco 

me has ido arrancando. Nuevo mundo, mundo lleno de sonrisas, de secretos, nuevo mundo que no sabe a donde ha de llegar. Nuevo mundo, mundo, mundo, mundo... mundo grande y orgulloso que de un momento a otro caerá, suplicando a la luna que le rescate con una cuerda floja.

AGONÍA

La agonía es mala.

Nos arde por dentro, nos posee.

No sabemos nada de ella.

Solamente la sentimos.

Solamente le suplicamos que nos deje en paz.

Y ya esta.

Hay veces que tenemos agonía por algo.

Esas veces nos tiramos en la cama y lloramos.

Agonía.

Palabra extraña de la que no entendemos nada.

Pídeme perdón.

Unidos en un mar de pensamientos, 
quiero susurrar al viento y pedirle perdón.

Le conté mi historia a las estrellas.

Me siento sola, pero a la vez estoy llena, llena por dentro.

No sé lo que se siente al vivir la vida de esta forma, pero es algo que me gusta mucho.

Me siento sola, si, pero se que hay alguien en mi interior, en los recovecos de mi mente, que me impulsa hacia fuera. Porque no estoy sola, es todo mentira, una farsa que yo misma me he montado.Me siento sola, muy sola, tanto que si pudiera recordar las palabras que me dijiste ayer amaneciendo, lloraría. Me siento sola, pero ahora compruebo, de nuevo, que no lo estoy. Un mundo enorme que se abre sin prejuicios a mi alrededor, un mundo lleno de gente que, por extraño que parezca, no consideran que yo esté sola.

Sola, estaba antes, ahora, ya no.

Lujuría.

La gente suele decir que la vida es dura y cruel.

Pero en realidad hay muchas personas que... ¿qué más desean tener?

Llenos de oro, con faldas recién llevadas al tinte y unos anillos que ni ellos pueden soportar bajo sus frágiles dedos. Pero aún así se sientan gordos y fofos sobre sus tronos y no dan pan al servicial lacayo que a sus pies se arrodilla. La gente que llama cruel a la vida, se está poniendo un adjetivo a sí mismo.