20 may 2015

La barriga del monstruo.

El reloj hace tic tac en medio de la noche. Y en la ventana, amenaza con aparecer un monstruo. Las sábanas a la altura de los ojos, la respiración silenciosa, el foco de brillo tembloroso en el borde de la cuenca de los ojos. 
Se oye un crujido. Pam se acurruca entre las sabanas, le dan miedo los dedos por encima de la tela, al borde del peligro, lejos de la seguridad cálida de los huecos de la cama. Ya no respira. Espera atenta la próxima señal. Siente que le araña la garganta, pero es más por el miedo que por el monstruo. 
Ay. No sabe si cerrar los ojos o dejarlos abiertos, porque el corazón le bombea igual de rápido de las dos formas. 
-Papá. 
Pam tiene miedo. El monstruo va a aparecer por la ventana, y se la va a comer con patatas fritas, y tendrá que vivir en la barriga del monstruo, y no quiere. 
Se oyen unos pasos por el pasillo. Y entra. La silueta. En la habitación. Pero Pam no le tiene miedo a la silueta. Porque es grande y fuerte y puede con todos los mostruos del mundo. 
-¿Qué te pasa?
-Tengo miedo.
La silueta se acuesta con Pam, y en su calidez, en el hueco que hacen sus grandes hombros, en los que cabe ella entera, cierra los ojos y se queda dormida. 
El monstruo mira por la ventana enfadado. Contra papá no puede hacer nada.
-Maldita sea -exclama -Con lo rica que parecía.

que también es una mujer digna de mil cuentos.

1 may 2015

La tinta con la que escribo es mi pasión, porque no tengo otra cosa.

He perdido la fe en el mundo con dieciocho años. 
Y es triste de decir. Pero es así. 
No quiero sonar dramática. Ni siquiera sé si esto se puede considerar un relato. Si esto lo va a leer alguien. Ya sé que mi opinión no va a cambiar nada, pero me siento tan impotente que este es el único medio que tengo de expresarme. 
Hace meses tenía fe. Fe en la gente. Ahora sé que nadie se va a levantar por nada. Ocurre que de repente te das cuenta con una lucidez absoluta del mundo. Es terrible esa visión. Terrible. Y cuando la tienes. No sé como explicarlo. Es como perder la esperanza.
Yo. De verdad. Quiero cambiar el mundo. A lo mejor soy una ilusa. Quiero influir en las personas con mi obra, con mi denuncia, quiero emocionar, hacer reflexionar, intentando construir algo mejor o, al menos, más sabio. 
Pero a nadie le importa ya. A nadie le importa que el mundo vaya bien, porque nadie siquiera se plantea lo que puede ocurrir o haber más allá de sus narices. Hemos creado un mundo de alienación, donde cada día perdemos más humanidad, donde ya las noticias no nos importan, no nos conmueven, no nos hacen llorar. Y en nuestra humanidad somos capaces de soportar una inhumanidad absoluta.
El trabajo es recompensado con burla. Los que intentamos sacarnos una carrera, los que luchamos por el futuro, nos damos de bruces con una sociedad que nos escupe a la cara. "Una juventud sin futuro" "Estudias para trabajar en el McDonald" "Buen viaje a Alemania". ¿Cómo pretenden que vivamos así? ¿Cómo pretenden que sigamos luchando por nuestros sueños, por nuestras vidas, cuando a cada paso que damos nos dan una patada que nos hace retroceder dos?
No sé para qué escribo esto. De verdad que no lo sé. Pero tengo que hacerlo. 
Charles Chaplin hizo un discurso en su película el Gran Dictador. En su momento me emocioné con sus palabras. Ahora veo que son solo una utopía. Toda esa gente que ha luchado ¿qué han cambiado? Valle Inclán, George Orwell, Kafka, Clara Campoamor, Mario Benedetti, Saramago, Antonio Machado, Unamuno, Arthur C. Clarke. 
Que importan ya, si todos están muertos. Si la mayoría de la gente no los conocen, y sus palabras, sus alientos de esperanza, se han ahogado en los problemas del mundo. Que importa la cultura cuando vale más el dinero que la palabra, el odio antes que la amistad. Cuando preferimos sentarnos delante de un televisor a ver como la gente se lincha antes que encojernos el corazón con un buen libro. 
He perdido la fe en el mundo con dieciocho años.
Es una pena. 

29 abr 2015

Quédate conmigo en la playa.

Como describir la sensación en lo hondo del estómago. Tengo una especie de ansiedad cuando pienso en ti de manera profunda, un dolor en el corazón que no es dolor. Mi actividad favorita es jugar al cíclope contigo. Jugar como lo hacía Julio Cortazar, con tu ojos. No sé cuantas veces te he dicho ya que me pierden tus ojos. Cuando los miro, hay una serenidad, se me instaura una marea en el pecho, como de no querer retirarla de ahí jamás.
No me quites ese mar. No me lo quites. 

24 abr 2015

A quién le importa, joder.

Todos los días me levanto y me preguntó en qué me diferencio de los demás. Los seres humanos tendemos a sentirnos diferentes por naturaleza. Creemos que nuestras ideas son diferentes a las del resto, que son únicas, que somos únicos.
¿Hasta que punto es cierta esta afirmación? ¿Hasta qué punto no existe alguien con el mismo don que tú, en algo en lo que te consideras el mejor? ¿Hasta que punto importa la belleza, cuando hay tanta? ¿Hasta que punto importa la inteligencia, la excentricidad, si hay miles de personas iguales de inteligentes que tú, iguales de raros que tú, que te superan en todo, que llegan más alto que tú, que viven más, sueñan más, rien más, lloran más? 
¿Hasta que punto importa el propio individio, la personalidad? Lo seres humanos nos empeñamos en desarrollar toda una complejidad de emociones y de relaciones, que nos alimentan, pero a la vez no alimentan nada en concreto. Hay miles de mensaje de esfuerzo, de esperanza, mensajes que te impiden hundirte en la miseria, pero ¿a quién le importa que te hundas en la miseria? Dentro de cien años, cuando te mueras, cuando todos los que te conocieron esten muertos, habrás llorado para nada, te habrás reprimido para nada, y dejarás de existir como si nunca hubieses nacido. 
¿Por qué estamos aquí, entonces? ¿Por qué somos todos iguales y nacemos y morimos igual, creyendonos únicos en nuestro recorrido? 
Y que importas tú, que importa tu familia, tu país, tus ideales, tus sueños, la Tierra. Qué importamos siendo tan finitos, tan vulnerables, tan cortos en comparación con la inmensidad del Universo, con su inabarcable fin. 

Qué importamos. 
Y a quién.
(Maldito existencialismo).

9 abr 2015

¿Qué es el arte?


23 mar 2015

Satélite.

Escucha Satelline-Guster mientras lees este relato.

Flotando sobre la Vía Láctea, estás tú.
Y si intento encontrarte en medio del universo, me topo con un asteroide que se aproxima más rápido de la cuenta a mi pecho.

Dime por favor, que podría hacer sin ti.
Sin tu cuerpo hecho de polvo y Big Bang recorriendo mi piel hecha de estrellas.
Eres como un satélite, alrededor de mi cabeza, todo el día flotando, todo el día observandome. La Luna pero hecha de arterias.

Me muero por  tocarte y abrazarte como los anillos hacen con Saturno.
Pero tu no eres Saturno, no eres Marte, no eres Júpiter. Eres mi sátelite.
(Selo para siempre, por favor).

5 mar 2015

Amor debajo del de Olimpo.


 Pam se había enamorado de su rostro porque había conocido lo que había dentro de él.
Y si no descubría sus terminaciones nerviosas detrás, la fibrosidad de los músculos en las mandibulas, la manera en la que hablaba, lo que expresaba en las palabras seseantes como serpientes, la magia de los ojos de Apolo perdía su sentido.

Porque no era el rostro de Apolo sin su personalidad. 
Sin eso, dejaba de ser Dios y se convertía en humano.
(la imagen es de mi propiedad, así como los textos). 

Cuantas cosas ha pasado Pam ¿verdad? 


6 feb 2015

Nuevo Audio Blog.



Nuevo audiorelato de la mano de Cristina Argou.
Lee el relato aquí: http://globosagua.blogspot.com.es/2014/08/mi-lobulo-occipital.html
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28 ene 2015

Hijos de un mismo dios.

"Si somos hijos
hijos de un mismo dios
por qué siempre caen los mismos
por qué".
Macaco.

Quiero un mundo donde no haga falta denunciar la libertad. Un mundo donde estar cuerdo no sea un reto. Y poder querer si restrinciones, sin normas, sin parámetros que nos obligan a decidir hasta que punto lo estamos haciendo bien o mal.
Nos dicen que tenemos que aguantarnos con lo que tenemos, que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Nos dicen incluso que hemos amado demasiado.
¿Cuál es el secreto para ser feliz en un espacio y un tiempo dónde creces y vives dentro de cuatro paredes tan pequeñas que si queremos salir de ellas solo puede ser con la mente?

Rechazan la imaginación,
rechazan la voz,
porque es lo único que el pueblo tiene.
Lo único que no nos pueden quitar.

1 ene 2015

Para qué poner títulos a cosas que nadie lee.


¿Qué es la vida?
A veces pienso en ella como en un torbellino de sensaciones. Quiero aspirar cada uno de sus aromas y fundirme en su aire. La disfruto a cada segundo, me parece un motor incansable de felicidad, la única forma de ir hacia adelante.
Otras, la vida es algo incontenible, que explota. Un abismo insalvable en el que en algún momento se ha de caer, y se estrella uno en él sin medida, sin seguridad, sin tiempo para agarrarse a las paredes.
En ese abismo no hay final, pero al mismo tiempo es el final para todos. Y la vida es el abismo pero también es el cielo y tienes que tener cuidado porque no se sabe muy bien cuando empieza uno y termina el otro.
O si no empiezan ni terminan ¿por qué cuando empieza y termina la vida? ¿Es cuando nacemos y morimos de manera física, o es cuando lo hacemos de manera mental, en el cerebro de otros?

No entiendo porque me hago preguntas,
porque al final,
termino formulando aún más
y me explota la cabeza.
¡PUM!

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