14 abr 2010

Suspiros

Es como intentar controlar algo que se nos escapa sin que nos demos cuenta. Salen de nuestra boca, vuelan impasibles, como si su ligereza les permitiera escapar de lo posible. ¿Por qué? ¿Por qué los suspiros siempre conllevan estados de ánimo melancólicos y empalagosos? Presa de un amor imposible, tal vez... La chica se sienta sobre la cama, presionando su piel con los dedos. El edredón se acomoda a la sirueta de su cuerpo y se flexiona, cuando la chica se levanta, es como retroceder en el tiempo, vuelve mágicamente atrás. Y eso fue lo que le pasó a ella. Atrás una tarde de primavera de hormonas alteradas. La recuerda con gracia, tal vez con inocencia, como si fueran años y pasado quedaran aquellos sentimientos.

Suspira de nuevo.

Se sienta a la mesa y empieza a escribir una carta de amor, apenas le salen ya las palabras, todo se agorgoja en su garganta y le causa un nudo, pero no de dolor, ni de sopor, de satisfacción. Se siente extraña, no sabe como terminar, ni tan siquiera planteó nunca empezar de nuevo, desde el punto Xi, desde el punto cero.

Creyó que los buenos momentos duraban para siempre, creyó que se quedaría con el para siempre, que serían el príncipe azul y la princesa, protagonistas de un cuento de hadas. Y cuando cumplieron años y el tiempo pasó -la juventud quedando atrás por momentos- entendieron que las cosas acabarían, en un momento o en otro.

Y ese fue su error, suspirar por lo imposible sin preocuparse por lo posible.

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