No quiero escuchar más a Peter Pan ni a sus cuentos de hadas. Odio que me digas que te quiero y suenen a palabras vacías y huecas. No puedo soportar las mañanas porque ya no huele a mantequilla con tostadas y porque los gritos ascienden hacia el cielo y se desvanecen entre las nubes.
Cuando él se va a trabajar sale de casa enconvarda, con la toquilla negra y una bolsa de cuero que le regalaron por la primera comunión y que aún conserva. Se mezcla entre la hierba alta del prado y tumbada sobre el mantel de cuadros escribe y escribe hasta que se le agotan las palabras.
En el Homenaje bloggero de María he salido
tercera en los votos y el premio era una
entrada de la que estoy muy orgullosa. Click.