Alejandra se quedó parada varios segundos observando el Porsche descapotable que había aparcado en la puerta. Vio que el conductor del coche era un hombre de mediana edad, con una cabellera cubierta de canas y la mirada perdida en algún punto de la carretera. Era la primera vez que lo veía, de eso estaba segura, pero había algo conocido en aquellos rasgos que le causaba una punzadas de añoranza. Alejandra mantuvo la vista fija en el él durante varios segundos y después buscó la señal de un posible copiloto. No tuvo tiempo de observarlo; inmediatamente se topó con sus ojos oscuros que la miraban con descaro. La joven reprimió un estremecimiento, pero no apartó la vista. Sintió algo extraño, una especie de sacudida eléctrica, como si todos sus músculos se hubiesen puesto alerta. Aquel chico, de aproximadamente dieciséis años de edad, se había levantado del asiento e iba hacia las escaleras del colegio. Justo donde ella se encontraba.
Alejandra se quedó paralizada, presa de aquella mirada hostil y, de repente, algo penetró en lo más hondo de sus pensamientos, dejándola inválida y vulnerable. Llevamos mucho tiempo buscándote. Se oyó en su mente, y en ese mismo instante supo que tenía que correr, correr como si fueran a quitarle la vida.
Esta es una pequeña parte de una novela
que he estado escribiendo en los últimos
días. Espero que os guste.
que he estado escribiendo en los últimos
días. Espero que os guste.