25 jun 2010

Blanco y negro verdoso

Bueno, ya que Ana me lo pidió... ¡dejo aquí una tercera parte! Si queréis leeros las otras la primera y la segunda... adelante. Aquí os digo algo. Esperad a llegar al final.

click to zoom

Ambos se abrazaron. Margueritte notó la textura del chaleco que David llevaba puesto. Se impregnó de su olor a hierba mojada. Y aquel instante, como se suele decir, a ella le parecieron horas. Cerró los ojos. Sus labios se curvaron en una sonrisa. Color caramelo. Palpitaron fuertes los corazones. No hace falta decir te quiero.
Te quiero.
Pero nunca viene mal repetirlo, por si la memoria nos jugó una mala pasada, por si no lo sabíamos. Los problemas, los miedos, los disturbios... todo desapareció de repente, dejando paso a una paz consoladora, con música de fondo. Parsimonia. Se miran a los ojos. Sonrisas intercambiadas de soslayo, apenas dos segundos. Margueritte se separa de David y va a preparar la cena. El chico pone la mesa, en un acto contrariado y cansado. Poco después ambos se sientan. Margueritte vuelve a mirarle a los ojos, y su corazón se torna cansado, sucio. Aquella mirada le recuerda un pasado tremendo, oscuro, que quiere olvidar.
Margueritte sonríe de nuevo, como si llevara puesta una máscara.
- ¿Qué tal te ha ido el colegio, cariño?
David deja de comer, la mira y ríe. Tiene demasiadas cosas que contarle.

2009-2017. Todos los derechos reservados a Ali Alina.