13 nov 2011

El trastevere de una Italia enamoradiza.

Foto de Laura SolerHe quedado segunda en el premio de microrrelatos del 
Biblioforum Sevilla  con el relato del blog Ahora ven tú y dime que no la quiero.
(y sé que no me paso por ningún blog, pero es que no me meto en Internet para nada).
Io non parlo spagnolo. Me dijo la señorita Daniella batiendo aquellas largas pestañas que eran como barrotes de celdas. Ion sono italiana, ma Io volgo vivere per le strade di Roma. Así que, frente a ella, asentía y fingía enterarme de las palabras que soltaba. Y día tras día, la señorita Daniella se encontraba conmigo en el trastevere de Roma y me contaba, taza de chocolate en mano, las peripecias de sus historias. Para mí, el italiano fue siempre como el francés. Un idioma de románticos empedernidos que al final acababa siempre enamorándote. E tra il romanticismo della giovanne donna, e che i capelli di rosso scarlatto, es cierto, me enamoré del italiano, aún sin comprenderlo, y también de la señorita Daniella, que vestía trajes de seda incluso en invierno.

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