Siglo no se cuanto, calle ajetreada y mirada perdida de una chica pequeña. Quisiera saber. Piensa. Porque los coches vuelan y los peces ya no están. Comento ahora que el papel fue prohibido y la creatividad encarcelada entre rejas de oro muerto. Los ojos de la chica que aún no dejan de mirar, los ojos de una pequeña, que ya no saben ni que observar.