7 abr 2010

Escribo a la guerra, para que se vaya.

Estamos discapacitados para encontrar una razón a todo esto. Es tan difícil de saber donde se esconde, donde oculta su rostro para hacernos sufrir. Yo solo quiero encontrar la paz, aunque sea un camino angosto y estrecho por el que no todos podemos pasar. Entonces habrá que sacrificarse. Lo sé, lo sabes.
La guerra con sus bombas, con sus metralletas sin vacilaciones y sin dilemas. No les importa nada, solamente encontrar el vació en el mundo, en las personas. Es fácil ver cascos huecos, caídos de una cabeza que actúa cual robot que quiere matar a su presa.
¿Quién es el que quiere ver sufrir a los demás, quién es el egocéntrico, el egoísta que piensa que con su cuerpo podrá sobrevivir? Hay que ser cruel, de corazón frío y negro. Disparar sin sentir nada, apretando el gatillo. Presionar el botón rojo y dejar que el aire acune una bomba, que cae furtivamente sobre la tierra a la que antes le poblaba hierba. Tierra movida una y mil veces.

El ser humano, todos los extremos unidos, todos formando parte de un mismo ser. El amor que nunca se encontró en nadie, la avaricia y el desentierro que ellos mismos producen. Todo se reduce, vagamente, solamente... y entran ganas de llorar.

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