No habrá lágrimas en las tardes de otoño.
Sonrisas.
Ni secretos, ni mentiras. Ni arrugas en la piel.
Solo felicidad.
Sonrisas.
- Hay que vivir la vida- me dijiste meciéndote en la maca. Entonces no te entendí.
- Todo el mundo vive-enarqué una ceja- sino no seríamos seres humanos, sino... no existiríamos.
- Sobrevivir no es vivir. Vivir es amar las cosas. Vivir es respirar y sentirte agraciado por ello. Oler a hojas caídas de otoño. Soñar. Hablar y en vez de palabras descubrir relatos que nadie ha escuchado. Vivir es...-cerraste los ojos-... algo tan simple y perfecto que encanta. Comer y hablar de cosas sin importancia, reír, soltar carcajadas junto a alguien, abrazarse durante miles de minutos sin importarnos que el tiempo pase.
- Pero no tiene ni pies ni cabezas. No hay orden... ni beneficios.
- Tal vez- miró hacia el cielo- pero es eso, justamente eso, lo maravilloso de todo esto.
No habrá lágrimas en las tardes de otoño.
Ni secretos, ni mentiras. Ni arrugas en la piel.
Solo felicidad.