9 abr 2011

Lady Margot (princesa del cuento real)

Ya está aquí la revista número uno de Lubdub, donde participo. Echadle un vistazo

Eran Lady Margot sus vestidos largos y ajustados, sus paseos a las seis de la mañana por las avenidas de la ciudad, pagar a los taxis en monedas de 20, construir castillos de cartas en los que no se podía ni respirar. La sonrisa sobre el mar en abril, en mayo, en septiembre y a las doce del domingo. Sus días favoritos eran los martes trece y su número, el siete. 
Conocían a Margot por muchas cosas, pero nadie se olvidaba de sus historias. Hablaba con cualquiera, era mundos inventados para cada persona. Había asimilado miles de vidas y las guardaba todas en archivos desordenados dentro de su cabeza. Si quería soñar, adicta a los Coca Colas y a los ojos verdes, dibujante de recuerdos o acompañante de Quijotes. Si quería ligar, modelo en pasarelas que habían pasado de moda, soltera sin hijos y deseosa de besar, suelta de manos y libre de palabras. Otras veces ejercía de ejecutiva en la gran empresa de Charls, cuidadora de enfermos en un hospital, profesora de infantil y de baberos ensuciados, química de sentimientos y filósofa de historias que aún había que contar. 
Eran Lady Margot ella y sus sonrisas, una princesa en medio de la ciudad, única. Decía inventarse todas sus historias, pero lo cierto era que siempre, siempre, se le colaba alguna realidad. 

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