Cuantas veces le diste la espalda a los sueños, cuantas veces cerraste los ojos, llenos de lágrimas, para no ver. Cuantas veces contaste todos y cada uno de los poros de mi piel para olvidar, para quedarte inmerso en un mundo de números y no de palabras.
Hablabas sobre superhéroes porque sabías que jamás te convertirías en uno. Eras un cobarde, sincero solo entre los mentirosos, huyendo continuamente de la realidad. Nunca izabas tu bandera por miedo a que te vieran demasiados y al final, de tanto dudar, te quedabas siempre en la estacada.
Querido, la ocasión que buscabas para destacar ha pasado ya hace un rato. ¿Corres a por ella o esperar eternamente a la siguiente para volver a dejarla escapar?