22 nov 2011

Y que soy imperfecta, lo sé. Como todos.

Me busco y no me encuentro. 
Y, por mucho que miro, no estoy por ningún lado. 
Así que como me he perdido escribo para encontrarme. Para librarme del pecho, del aire, de las asfixias que me dan cuando recuerdo, casi con lágrimas, cada una de tus palabras. Y ya no sé, de verdad. Tal vez me halla perdido por tu culpa. Por tu maldita y egoísta culpa. 
Que lo escribo en esta página porque soy tan jodidamente cobarde que no seré capaz de decírtelo a la cara, y porque aceptar que me has dañado sería como una derrota. Escribo porque soy débil, porque por mucho que me digan que ignore tus palabras me entra tan hondo que no soy capaz de obviarlas. 
Y que ahora improviso, que escribo por escribir, y que no pienso corregir nada de lo dicho, porque estas son  de las pocas veces en las que hablan los sentimientos. Que lo que digo me sale de dentro, de esos latidos de sangre escarchada, de esas venas del frío invierno que aún nos queda por pasar. Y me miras, y no me hablas, pero me doy la vuelta y le dices al de al lado cada una de las mentiras -o de las desgracias- que no te atreves a soltarme a la cara. Porque los susurros y las miradas indiscretas son mucho peores -te lo aseguro- que un millón de bofetadas. 
Y que soy imperfecta, lo sé. Como todos. 
Y que lo que me viene dado, por mucho que quiera, no puedo quitármelo. 
Y que no, que no me conoces, que no sabes nada de mí ni de mi puta vida, ni de mi gente, ni de mis amigos, ni de nada. Y que lo que yo haga, o lo que yo sienta, o lo que yo sea, no va a cambiar ni aunque cien como tu me lo pidan a gritos.

2009-2017. Todos los derechos reservados a Ali Alina.