Recuerdo cuando te miraban y decían que no entendían tu forma de ser, criticaban tu cabello, tu ropa y te escupían a la cara. Esos ojos de hiena clavados en tu médula, los murmullos entre ellos, una media sonrisa de superioridad. Todo lo que te hizo tanto daño y te hizo creer que estabas por debajo de ellos.
Has crecido arropada entre desilusiones, cayendo cuando te levantabas, y soportando bajo ti la losa de unos estereotipos que nunca fueron contigo. Porque eras demasiado gorda, demasiado callada, porque no salías los viernes noche y te quedabas bajo la cama al amparo de unas cuantas letras en las que te hundías.
Escúchame bien, pero haz oídos sordos a los otros, aquellos que te insultan y te gritan, que te rechazan por lo que eres. Escúchame bien, eres única, eres increíble, digan lo que digan los demás.
Y no llores por sus palabras, no te sientas mal cuando se rían de ti, porque tú sola eres capaz de escalar montañas, de llegar a lo más alto y clavar tu bandera entre las nubes. A lo mejor aún no lo sabes, a lo mejor aún hoy piensas que no vales, pero un día llegará alguien que te rescate y te haga sonreír con una sola mirada, alguien que sepa todo lo que vales. Un día llegará alguien que te vea perfecta, y entonces tú podrás creértelo también, y te darás cuenta de que todos los demás estaban
EQUIVOCADOS.