Todas las demás partes (las seis restantes) las puedes encontrar aquí. Esta es la última... Gracias por colaborar con 21 estupendos votos en la encuesta para ayudarme a decidir el final. Aunque ha habido dos opciones reñidas, al final se ha impuesto la del final abierto, pero como son muchos los que quieren uno feliz, no les voy a dejar con las ganas. Aquí el resultado de las encuestas.
Lo vio perderse tras la puerta. Creyó también distinguir la figura de una mujer perfecta, frágil y débil, con esos bucles de los años de la guerra. Cuando la mujer no era más que una mujer. Margueritte sintió una lástima repentina. Por él y por ella. Él creía tener el amor verdadero, un amor que podía manejar a su antojo. Ella creía tener la mayor fortuna del mundo: el hombre no, su dinero.
Ambas siluetas desaparecieron y, pasados varios segundos, otra se contorneó. Era mucho más pequeña, mucho más infantil y mucho más inocente. David apremió a su madre. Ni siquiera se había dado cuenta de que, apenas dos segundos antes, su padre le había rozado el hombro. Aquel padre que no pudo ni siquiera conocer.
- ¡Venga mamá, venga!- corrió hacia ella y le tiró de la manga- que aún tengo que cambiarme... - Margueritte despertó de su sopor y le sonrió.
- Por supuesto cariño, me pareció ver a alguien que conocía... pero ha sido solo un error.
Vio como David corría de nuevo hacia dentro del edificio y se perdía escaleras abajo hacia los vestuarios. La chica miró hacia el cielo, un cielo con pocas nubes, celeste y con un bonito arco iris de colores.
En la vida de Margueritte no existe el silencio, ni las lágrimas, ni la lluvia gris que te deja mojada.