1 nov 2010

La chica del paraguas azul (7)

Quién es esa, la chica del paraguas azul?"
¿Cuales son sus sueños?
¿Qué es lo que oculta?
Cuando la realidad se convierte en irrealidad y los sueños en pesadillas aparece ella... y todo lo que conociste deja de existir.
***


Se encontraba allí, tras la caja, acompañada por un tocadiscos antiguo del que salía música clásica que nadie querría escuchar. Max se acercó al mostrador temblando y carraspeó, intentando llamar la atención de ella y del hombre que, dado la vuelta, buscaba un detergente en la estantería. 
- Buenas-musitó, en voz baja y nervioso- buscaba algo de comer...
- Puedes comer muchas cosas-masculló el hombre, dándose la vuelta. Las arrugas surcaban su rostro y sus ojos verdes reflejaban cansancio. Rió de su propia gracia absurda- busca lo que quieras, muchacho, pero rápido, que hay clientes esperando. 
- Abuelo- la voz cantarina de la chica hizo que Max se estremeciera. Las palmas de la mano le empezaron a sudar- así vas a espantar a todos los clientes- sonrió- no sabes más que decir palabrotas y tratas a la gente como palos de fregona. Tú sigue que yo le atiendo. Sé lo quiere. 
El hombre la miró de soslayo y dirigió la vista hacia el siguiente cliente mascullando algo por lo bajo. Max se echó hacia la derecha para no molestar a los demás clientes. El pie seguía un ritmo invisible.
- Así que sabes lo que quiero ¿eh?- jugueteó, intentando que no se le notara el sonrojo. 
- Sí- fue precisa- sé que quieres un buen chocolate caliente, aquel del supermercado parece que no te hizo mucho efecto, aunque tal vez no lo encontraste. 
- No me lo tomé- se mordió el labio inferior. Al menos se había acordado. Intentaba encontrar las palabras exactas, pero cuanto más se esforzaba más en blanco se quedaba- Soy Max- se presentó, intentando sacar un tema de conversación.
- Yo soy Eva- le tendió la mano y él se la estrechó. Tenía la piel suave y lisa- encantada. Hay una cafetería cerca de aquí, allí ponen unos chocolates buenísimos. Yo aún no he merendado. 
- Yo tampoco ¿Me puedes decir dónde? Creo que es justo eso lo que necesito. 
- No hace falta, yo te acompaño. 
- ¿Tú me acompañas?- vaciló, aún sin creérselo. Aquello parecía un cuento de hadas- estupendo.
- Sí, estupendo. 
Definitivamente, se había enamorado de aquellos ojos verdes. 

I,II,III,IV,VIV

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