21 feb 2011

Por la boca muere el pez


Blowing_bubbles_by_aquasixio_large
Imagen de AquaSixio.

Hay en la boca del pez un anzuelo y cuatro cuartos de sal marina.
La infinidad del océano le traiciono de repente, le capturaron las redes del barco proa allá en lo alto y lo subieron a la superficie angosto y pobre de líquido. Su oxígeno se evaporaba poco a poco.
Hay en la boca del pez un anzuelo y tres cuartos de sal marina.
Aleteaba. El agua volvía a ser agua. Había escamas verde y plata que se movían con una música que nunca llegó a existir de verdad y que luchaban por algo más. Un centímetro y medio de aire en la mañana.
Hay en la boca del pez un anzuelo y dos cuartos de sal marina.
No había olas en el mar, el barco en lo hondo del horizonte, lleno de rayos de sol que empezaba a esconderse por la periferia y a convertir objetos en contornos y manchas negras.
Hay en la boca del pez un anzuelo y un cuarto de sal marina.
Queda la mirada perdida más pero es menos lo que sentía. Anoréxico en medio de redes que dejaban marcas y el agua bajando por la superficie, desprendiéndose del cuerpo como la vida. Vano esfuerzo, ni respirar ni ardor ni cuerpo. 

Cogieron al pez por la cola y lo metieron en un cubo y lanzaron de nuevo el anzuelo. 
El pez dejó de ser pez. Ahora el viento se-lo-lleva.

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