Del corazón al corazón (Relatos dedicados a imágenes IV)

Somos muñecos articulados, unos nuevos, otros desgastados.

Sueño contigo esta noche, y me equivoco al pensar que utilizas mi corazón de almohada. Creo, pienso, bacilo, suspiro y duermo en la noche de luna llena y estrellas de colores indefinidos. Junto las piernas, rodilla con rodilla, pantalón de pana y rotos en la tela blanca. Suena al fondo el arrancar de un coche, que deja humo gris y se va rompiendo el silencio de la noche. Mis oídos están sordos, nos quedamos tú y yo en silencio, distanciados por el tiempo y por el mundo. Parece que la carretera de nuevo vuelve a vibrar con la llegada de nuevas vidas. Como cuando tú llegaste, que después te fuiste y ya está.

Ni adiós, ni hola, solamente agonía.

Abrazo el corazón rojo, oculto entre la maraña de raíces que han ido creciendo alrededor. Otra vez me quedo yo, otra vez soy solo un cuerpo. Corpóreo, material, sólido, pero vacío. ¿Pensarás tú en mí ahora?

Incluso me parece oír a las estrellas cantar, llantos sofocados de mariposas blancas, rechazas por los colores vistosos de la sociedad. Pura belleza.

Que solo soy una muñeca articulada, solo eso, que el ser humano no puede vivir solo, porque muere de miedo, de soledad, de silencio.

Somos muñecos articulados, unos nuevos, otros desgastados.

Cuadro de sueño (Relatos dedicados a imágenes III)

Imagen de Emilio Urberuaga

Duerme... y los sueños se convierten en realidades pequeñas, sale de nuestras cabezas aquello que siempre quisimos, aquello que siempre ansiamos.

Justo es eso

lo que queremos

Nos parece vivir en una nube, soñar lo inimaginado, con lo imposible, vivir esas cosas que no pudimos sentir en la realidad. Verlo como en cuadros, todos a tu vera, en la cabecera negra de tu cama. Nos volvemos pequeños...

Y nos parecemos

a no ser nada

Una cama ancha, larga, remontarnos de nuevo a cuando no éramos más que niños que, en una cuna, lloraban. Cerrar los ojos y ver otro mundo, lleno de tiovivos, cosas raras que cobran sentido en nuestra mente. Mañana. Mañana.

El sol se cuela

por las

ventanas...

Lluvia (Relatos dedicados a imágenes II)

Imagen de Anuska Allepuz

Llovía aquella tarde intoxicada de contaminación, de metros oscuros y de edificios altos. El hombre acarreaba con maletas corroídas por el tiempo, donde diferentes postales dejaban una ráfaga de los lugares por los que había pasado.

Las gafas se le resbalaban, las gotas de lluvia le impedían ver absolutamente nada, su nariz respingona se escondía tras una roja de payaso, los clinexs en el bolsillo derecho inalcanzable. Un póster cuyo color antiguamente era el negro sostenía un cartel que medio caído, rezaba la calle en la que se encontraba.

Exactamente, había llegado correctamente, pero no era donde deseaba estar.

(Nostalgia del sol, de las verduras de la abuela

y de las ganas de vivir, de las casas bajas de

madera y de las blusas blancas acopladas al cuerpo)

Llovía aquella tarde intoxicada de contaminación, de metros oscuros y edificios altos...

Dos en uno, yo y yo. (Relatos dedicados a imágenes I)

(Ilustración de Noemí Villamuza)

Existe un yo, y otro yo, diferente.

El oscuro y el blanco.

El siniestro y el inocente.

Porque el bien y el mal suelen ir cogidos de la mano.

Mi yo llama a la puerta, y el blanco de la sala oscurece, es así como se mezclan los sentidos.

No existía sombra, ahora una larga sin sol.

Existe un yo, y otro yo, diferente.

Pero ambos son el mismo.

(no me digas porque lo sé)

Nubes blancas.

Tengo en la cabeza nubes... nubes que son sentimientos y pensamientos. Tengo tantas cosas que de verdad no sé lo que tengo.

 sueño con cosas imposibles, con el cielo azul inalcanzable para cualquier ser humano. Las alas me salen del cuerpo, alas que se abren ante el viento y hacen que de un pequeño salto pueda volar. Mi vida, para siempre, ha cambiado. Ahora soy un ave que vuela por los cielos, por siempre y para siempre, perdida en el firmamento.

El cielo azul sin nubes.

Hoy pienso, no sé porque, en la vida.

Ahora solamente quiero estar así, tumbada en la cama, apretando el cojín, susurrándole palabras que solamente yo soy capaz de entender y oír. Pienso... que solamente hay un tren veloz, color arco iris que nos espere en la estación, parado. Un tren que cuando pasa el tiempo se va arrastrándonos con él.

La música que suena por los altavoces de la radio acompaña mi procesión de pensamientos, sentimientos y recuerdos. Una guitarra desafinada y unos timbales que me dejan sorda. Todo se calma y una música tranquila, que me mece junto a la luna. La vida, una cosa que durara siempre... hasta que se la lleve su propio tren corriendo, alcanzando el cielo azul sin nubes.

Pídeme perdón.

Unidos en un mar de pensamientos, 
quiero susurrar al viento y pedirle perdón.

Le conté mi historia a las estrellas.

Me siento sola, pero a la vez estoy llena, llena por dentro.

No sé lo que se siente al vivir la vida de esta forma, pero es algo que me gusta mucho.

Me siento sola, si, pero se que hay alguien en mi interior, en los recovecos de mi mente, que me impulsa hacia fuera. Porque no estoy sola, es todo mentira, una farsa que yo misma me he montado.Me siento sola, muy sola, tanto que si pudiera recordar las palabras que me dijiste ayer amaneciendo, lloraría. Me siento sola, pero ahora compruebo, de nuevo, que no lo estoy. Un mundo enorme que se abre sin prejuicios a mi alrededor, un mundo lleno de gente que, por extraño que parezca, no consideran que yo esté sola.

Sola, estaba antes, ahora, ya no.

Naves del espacio.

Las naves van de arriba abajo, como corredizas estrafalarias llenas de gusanos e las comen por detro.

Me estafan, y ya no tengo nada de dinero. Me muerdo el labio inferior y veo que me han robado la cartera.

Las naves van de arriba abajo, como corredizos vientos que no auguran nada bueno, llenos de gusanos que se la comen por dentro.Por suerte, yo sé vivir y se que las cosas hay que perdonarlas. ¿Buena persona? No estoy del todo segura.

Me estafan, ya no tengo dinero, pero sigo viviendo, levanto la mirada y me compadezco por las naves de allí en el cielo.

Naves a la deriva.

Aquellos que jamás comprendieron, atended ahora.

Desde hace tantos años como vidas en mi tiempo, vengo intentando explicar el porqué de todo esto. Porque el humo es humo, porque la vida se entrelaza de esa forma con la muerte, porque teme el ser humano a lo extraño, y no tengo respuesta a nada. Pues resulta que desde hace varios años salió la idea de explorar lo inexplorado, y ahí empezó todo.

¡Buenos días! Murmura el comandante de la nave que se encuentra a la deriva en medio del espacio.- ¿Habrá llegado ahí por que lo deseaba?¿Será tal vez por el dinero, no le guste tan siquiera su profesión? Se arma de valor y se asoma a la ventana, viendo a la tierra tan pequeñita, cual sería a las manos del ser humano. La atmósfera ya gris, dejandose cazar. Y todo que lo cambiamos, como se dio en el libro de Sociales en un colegio cualquiera a las 12 de una mañana calurosa. Hacen falta miles de años para que un animal evolucione, para que un árbol crezca feliz otro tanto, y que la hormiga lleve su comida a su hormiguero. Pero entonces llegar el hombre y deja caer con una sierra al árbol cuan largo es, pisotea a la hormiga y da caza al animal. ¿Por qué? Porque es él quien debe reinar.