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18 may 2010

Recuerdos del pasado

Quedaron en la plaza, donde los viejos jugaban con canicas plateadas. El piar de los pájaros les recordaba un pasado que se diluía poco a poco en las aguas. Niños jugaban a saltar la comba, pintaban el suelo con tiza blanca. No eran más que inocentes sonrisas, inocentes miradas.

Todos eran los mismos, incluso los edificios, ahora corrompidos. Rostros surcados por arrugas, gastados por el tiempo. Podían distinguir aún las sonrisas adolescentes de los que ahora eran mayores, que fumaban pipa con manos llenas de tierra. Con boinas que cubrían sus cabezas calvas.

Quedaron en la plaza, se sentaron sobre los bancos oxidados, cogidos de la mano. Retrocedieron , a una tarde de abril, cuando contaban letras en un libro ahora perdido. Él decía A, ella E, O, Y, L, T, R, W, M, Q, S, D, H, L... y se pasaban horas deletreando miles de veces el abecedario.

Las arenas del tiempo los consumió poco a poco, aspirando aquellas virtudes, aquella agilidad, aquellas ganas de vivir. Ahora son dos viejos más en esa plaza, que cuentan de nuevo el abecedario, rememorando tiempos antiguos. Él dice E, ella dice A, y todo se resume a sus vidas, a sus palabras y a sus sentimientos.

5 abr 2010

Lo estábamos haciendo bien.

Lo estábamos haciendo bien, nosotros no teníamos la culpa de nada. Fueron ellos que llegaron y arrasaron con el mundo, echándonos el mal, limpiando la suciedad de su cuerpo y arrojándola ante nuestros pies como si no valiésemos nada. Es lo que te dije, Liechtenstein, que no valemos nada. ¿Te acuerdas de Bach, verdad? Ese músico indeleble, compositor de tantas fugas, de tantas cosas extraordinarias. ¡Y se le conocía como buen afiliador!

Lo estábamos haciendo bien, Liechtenstein, ya te lo dije. Fueron ellos los que nos desvalorizaron y nos dejaron sin sueños, sin vida, sin nada.




29 mar 2010

Y fue la primavera de aquellos años...

Es tan fácil saltar al son de una música invisible, insonora... bailar sonriendo y riendo, con los ojos entrecerrados, llevándonos mal con el dolor. Con los pies descalzos corriendo, pisando los pétalos rosas del cerezo.


Creyéndonos perfectos y únicos, soplando a las flores, viendo mecerse las hojas por el viento, hacia la derecha y hacia la izquierda, por ese suelo verde que solamente nosotros podemos ver. ¿Cual es la verdadera identidad de la felicidad?


Y ahora me siento sobre la tierra, al lado de un millar de flores. Cojo la arena entre mis dedos y dejo que el viento se la lleve, quedándosela para él, en su propiedad. A mi no me importa, ya no. Ahora tengo más cosas de las que puedo disfrutar, nadie me impedirá ser feliz en estos tiempos, nadie...


Quedaba atrás el frío invierno, los abrigos de lana y las bufandas rojas impidiéndonos hablar, dejándonos solos con la nieve y con la crueldad. Yo no maldigo al amor, solamente siento que tú en aquella primavera fuiste algo más que un rostro que me salvo de la oscuridad. Yo no sabía que tu amor escondía esta enorme felicidad.


Yo sé quien eres, ya no escucho tu voz, ya no me siento triste, ahora solamente siento el sol brillar con fuerza sobre mi piel, dejándome exhausta y sonriente en un mundo lleno de colores.

6 mar 2010

Sin darme cuenta.


Llegó el día en el que me perdí sin darme cuenta.

Era de esperar, la oscuridad se cegaba cada vez más sobre mí, se abalanzaba, me agobiaba y yo no podía más que acurrucarme en un rincón, muerta de frío y de miedo, muerta de rabia. Aún recuerdo el día que la conocí, vestida ella de negro, yo de blanco, ambas en el parque, oyendo de fondo el gritar de un niño. Nos saludamos educadamente y nos sentamos en un banco, cada una en una esquina, polos opuestos en el mismo mundo. Fue ella quien rompió el silencio. Carraspeó, se puso la mano en la boca y me lanzó una mirada de soslayo, casi sin darse cuenta nuestras manos se tocaron. ¿Y que culpa tenía yo de estar en el parque, en aquel momento? La oscuridad vana, silenciosa y lúgubre me tendió una trampa.
Los árboles junto al otoño, dejando caer sus hojas color del alba, color amanecer nítido y precioso. Caían sobre el agua, creaban hondas que parecían mensajes secretos lazados a los peces. Yo no era capaz de reparar en ellos, no era capaz de observar la mariquita posarse sobre las ramas desnudas, porque la oscuridad me cegaba. Recuerdo el momento justo, yo sentada sobre la barandilla, balanceándome, como queriendo caer y desplomarme contra el barro. Ella llegó y me tomo de la mano, yo no pude oponer resistencia.

La oscuridad iba de negro y yo, de blanco. Nos perdimos en ese mismo atardecer, descendiendo por un caminito de piedras y fango.

20 feb 2010

Es nulo.

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Como de nulo es el tiempo, cual árbol que cambia de estación en estación sin que nos demos cuenta... carismas... amores y cosas extrañas, prohibidas...que no nos permiten salir adelante, ni salir hacia atrás, que nos dejan solos y viejos, arrugados, cansados de la vida talentosa que no podemos encontrar una vez que van pasando los años, el tiempo....

¡Que harto!¡Que final! Que cosa tan tremendamente absurda que no logro alcanzar a comprender... que de un día a otro todo varíe tanto, que se haga de noche y las estrellas nos alumbren, que el tiempo varíe... me encanta la magia de la naturaleza, me encanta que pase el tiempo, cual árbol que cambia de estación sin que nos demos cuenta.




24 ene 2010

Casi sin darme cuenta.

El tiempo pasa lento. Lento mientras arrastro los pies y me deshago en mi misma, casi sin darme cuenta.
Lento mientras los latidos de mi corazón hace que me desmorone como un castillo de arena poco solidificado, hecho por un niño cualquiera en una playa que solo funciona en verano.
Deshacer, desmoronar, todo se rompe, todo se frena. Ahora solo quedo yo sola, con mi cuerpo cualquiera, con mi alma, con mi sed y con mi calma, con mis ojos y también, con mi pena.

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11 ene 2010

No... y nunca más.

No.

¿Por qué lo niego todo? ¿Por qué no soy capaz de enfrentarme, de una vez por todas, a algo que sé que está ahí, antes mí, esperando ser descubierto para hundirme?

No.

Y cierro los ojos, flexionando mi cuerpo, me tumbo en el suelo frío y grito una y otra vez la misma palabra, negándome a comprender, a sentir, a saber la verdad.

No.

El reloj que marca la hora está parado, porque todo el mundo está esperando ¿esperándo a qué, a quién? A mí... sinónimo de nadie.

No.

El tiempo que se me escapa entre las manos, y yo que sigo con mi maquiavélico cuento, pensando que todo esto no es más que un sueño malo, una pesadilla. Me niego a comprender.

No.

El destino, el final... todo se esfuma, porque aunque no quiera comprenderlo, al final, pasa.

No...

Y pasa porque una niña tonta, pequeña y frágil, pensó que si se negaba a entender, la cosa desaparecería, pero al abrir los ojos siguió allí, cada vez más peligrosa.

No.

Porque aunque vio como todo acababa, siguió sin creerlo, una cajita llena de soluciones que a la vez era un misterio, y esa caja que se iba alejando poco a poco con el problema resuelto no llegó a tomarla entre sus manos nunca, porque la verdad siempre es mucho más cruel, es más fácil engañarnos a nosotros mismos.

No.

Y mientras el amanecer lúgubre aparecía, casi pillándola por sorpresa, esbozó una tonta sonrisa y entre sus labios que sabían a sal por las lágrimas se pudo escuchar una voz...
Y negándose a comprender, cuatro palabras de manifiesto;

No... y nunca más.

3 ene 2010

Fragmento de DIARIO 2.543

Este es un fragmento de la historia que estoy escribiendo ahora (pag 74 y 75):

Cuando somos pequeños todo nos parece un juego que hay que seguir a toda costa. No importa si no tenemos nada, o si lo tenemos todo, no importa si estamos en guerra o si hay paz, los niños pequeños no se dan cuenta de nada y lo ven todo como un juego. Saco esta reflexión a la luz porque acabo de recordar una escena de cuando era pequeña, una escena que ha hecho que se me escapen unas lagrimillas. Aunque Raya y 43 me hallan dicho que no evoque o rememore los momentos de antaño, para mí es tan imposible...

Así que aquí estoy, con un pañuelo en la mano y los ojos rojos. ¿Pero que culpa tengo yo si todo el pasado, todo lo anterior ha sido mi vida? ¿Cómo no recordarla? Bueno, voy con la escena...

Era un día de verano y yo lucía mis mangas cortar orgullosa. La abuela salió del salón con paso firme y nos miró a todos literalmente por encima del hombro. Después de eso esbozó una sonrisa, corrió todo lo rápido que podía hacia mi y me alzó en vilo, como si no fuese más que un peluche. Recuerdo sus arrugas, sus mofletes aún colorados, ella recién levantada, sus dientes blancos... ¿por qué se olvido de mí? Y una cosa que lleva a otra, un recuerdo tan simple como ese que me ha llevado –casi sin quererlo- a reflexionar sobre todo y a obtener una conclusión; cuando somos niños no nos damos cuenta de nada. También lo digo porque en ese momento yo pensaba que la abuela estaría allí para siempre, que sería por toda la eternidad mi abuela y que la querría tanto que no creía que pudiese irse. Por suerte aún no ha sucedido tal cosa.

23 dic 2009

El cielo azul sin nubes.

Hoy pienso, no sé porque, en la vida.
Ahora solamente quiero estar así, tumbada en la cama, apretando el cojín, susurrándole palabras que solamente yo soy capaz de entender y oír. Pienso... que solamente hay un tren veloz, color arco iris que nos espere en la estación, parado. Un tren que cuando pasa el tiempo se va arrastrándonos con él.
La música que suena por los altavoces de la radio acompaña mi procesión de pensamientos, sentimientos y recuerdos. Una guitarra desafinada y unos timbales que me dejan sorda. Todo se calma y una música tranquila, que me mece junto a la luna. La vida, una cosa que durara siempre... hasta que se la lleve su propio tren corriendo, alcanzando el cielo azul sin nubes.


8 dic 2009

El mundo de los relojes.

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Uno y dos... de nuevo cuento como el tiempo vuelve... los relojes no hacen más que tic, tac.. de nuevo. Un mundo suspendido en una era que se mueve por el sonido de las manillas.
Relojes suspendidos allá en el cielo que a su vez hace de techo. Uno y dos... de nuevo cuento como el tiempo vuelve... esta vez aparecen también en las farolas, en las paredes de las casas por las que escalas las plantas. Veo miles de ellos, con agujas y sin ellas, con números y sin nada... también los hay más extraños, tanto que apenas puedo posar mi vista más de un segundo en uno. Debo añadir pues, que también los tenemos de todos los colores y variopintos, un estupendo mundo de relojes que de nuevo y con fervor hacen una y otra y otra vez tictac... sin cansarse, persistente... el mundo de los relojes es fascinante, en serio... el suelo es de cristal, y debajo hay miles de minuteros y segunderos insonorizados, que no acompañan a nada, solos. En el centro de este mundo, un árbol donde sus ramas acaban en relojes de todas formas. Sus raices siguen por debajo del cristal.
Y en un mundo así, es como si el tiempo estuviera parado, yo misma maravillada, perfectamente estupefacta, con la boca abierta. De verdad no sé ni siquiera que hora es.

7 nov 2009

El reloj de la vida.

Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis. Todo se resume, lentamente, vagamente, caminando de lado, sin apenas darnos cuenta. Me tiemblan las manos, estoy enferma. Una, dos, tres, cuatro, cinco, seis. Rosas rojas, blancas, cuya bandera de libertad ondea en lo alto.Todo se resume, lentamente, vagamente, caminando de lado, sin apenas darnos cuentas. 
La cuenta atrás lenta y tranquila... pesada. No puedo, de verdad que no puedo más. El reloj del tiempo pasa lentamente... sin darme un pequeño hueco para poder pararme a respirar. Siempre con prisas, corriendo. Mirando el reloj de oro que le he robado a un conejo negro que deseambulaba por el prado.Uno, dos, tres... no tengo tiempo. El reloj de arena, el reloj... la vida.

25 sept 2009

Playmobil life

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Malgastar la vida me parece, de verdad, algo incorpóreo e inhumano. ¿Por qué culpar a tal belleza como es la vida, de las desgracias que nosotros mismos hemos causado? Porque es más fácil, mucho más fácil, echarle las culpas a otro que, por mucho que quiera, no se podrá quejar con palabras... La vida es tan bonita, que con darle un lametón (como si de un helado se tratase) se puede averiguar a que sabe. La materia del mundo, tan grande, hay veces que me parece que el ser humano es monótono y de plástico, tan simple y poco pensativo como un muñeco fácil de manejar que se obtuvo en una tienda barata.


27 feb 2009

Mesa de escritorio.

Dicen los sabios que si el árbol pudiese hablar contaría estupendos milagros. Relataría historias sin fin, que ocurrieron en la plaza donde habita. Cuentos de la vida que nadie pudo contar después. Dicen algunos tambien, que el sabio es el que se va formando y que se necesita de años. No lo dudo. Pero entonces ¿Porque insinuan ustedes que los mayores no son sabios? es como si quisiera decir que un pájaro es otra cosa, y que no puedo volar, que está encerrado. ¿Sería cierto? Solamente en algunos casos. Entonces... ¿es el sabio, sabio?

23 feb 2009

Cadena.

Aquel día de verano en el que yo podía haberme ido incluso de vaciones, no hize nada. Me limité a sentarme ahí, en un rinconcito de la cama y miré por la ventana el crudo sol de Junio. Calor, caluroso... ¿Qué más daba? Eran al fin y al cabo todo lo mismo, dejándose llevar por los sinónimos.
Esa tarde pensé más que nunca, y aunque parezca extraño, no me resquebrajé mucho los sesos, como ciertas personas piensan. Entonces me di cuenta de lo incierto que era el mundo "Eh, papá" cualquier niño diría eso al ver a un feo gusano. ¿Lo más fácil? Derrotarlo. Parecerá tiquismiquis, pero al fin y al cabo tenía una vida ¿No?
¡Claro! la excusa perfecta, es que son una plaga. Pero dejarán de serlo si todo el mundo va así sin más, destrozando lo que se le interpone. Si el gusano se extingue, nada da de comer al pájaro que un tigre se come que a su vez, al morir, alimenta a las aves carroñeras que proporcionan comida a otros animales. La cosa de no terminar nunca. De seguir así, nuestros daños irán a parar ante nosotros mismos. Me levanto de la cama, miro por la ventana y decido hacer la tarea que el profesor mandó.

14 feb 2009

Futuro inexacto

Siglo no se cuanto, calle ajetreada y mirada perdida de una chica pequeña. Quisiera saber. Piensa. Porque los coches vuelan y los peces ya no están. Comento ahora que el papel fue prohibido y la creatividad encarcelada entre rejas de oro muerto. Los ojos de la chica que aún no dejan de mirar, los ojos de una pequeña, que ya no saben ni que observar.

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