26 abr 2012

Nota muy importante: Leedlo por favor.

Llevo tiempo sin actualizar, lo sé, pero con las estadísticas de los últimos meses se me quitan todas las ganas. Siento que lo que hago está cada vez peor, que los microrrelatos no son buenos, y cuando me pongo a ello para no dejar mucho tiempo el blog abandonado, lo hago sin inspiración ni ilusión. Las visitas han caído en picado, no hay más de setenta visualizaciones por entrada y apenas llego a los veinte comentarios, algo que es muy pobre teniendo en cuenta la cantidad de gente que sigue el blog. 
Últimamente, he dedicado mucho tiempo a escribir novelas para concursos y he tenido el blog muy abandonado, y tal vez sea por eso por lo que apenas entráis. Yo voy a seguir escribiendo, no necesito un público para ello, pero los apoyos que me dabais eran para mí algo único que me empujaban a ir hacia delante y me daban aliento. 
No voy a mentiros: tras casi trescientos relatos, las ideas se me acaban, y siento que escriba lo que escriba va a ser algo repetitivo y aburrido. Además, en sus inicios, el blog iba dirigido hacia un público más juvenil, lleno de historias de amor y cosas parecidas, pero últimamente escribo cada vez más crítica social, y sé que eso no "engancha" ni atrae tanto como lo otro. Pero yo he cambiado, y eso no puedo evitarlo. 
Como he visto en un buen blog de la net, O TE MUEVES O CADUCAS. Y siento que este blog está caducando, porque no hay innovación en él. Globos de Agua ha significado mucho para mí, y siento que sería incapaz de abandonarlo, por ello no pienso dejar de publicar relatos, aunque me duela ver que casi nadie los lee, o que las personas que siguen el blog lo único que hicieron fue pulsar un botón y olvidarse de él. Pero me gustaría hacer algo para cambiar este abandono que hay tanto por mi parte, como por la de los seguidores. Quiero darle un cambio radical, pues yo ya no soy la misma que en 2009, ni vosotros tampoco, y venía a anunciarlo. Aún no sé lo que haré, pero esto hay que cambiarlo, y me gustaría que vosotros formarais parte de ello.
Gracias por vuestra atención,
Srta.Alicia Alina.

12 abr 2012

Allí donde esté la paz, la encontraremos.

Y ahora que he llegado hasta aquí, que puedo observaros a todo desde esta nueva perspectiva, quiero bajarme del podio. Ver vuestros rostros, vuestras manos apretadas la una contra la otra bañadas de sudor me llena de agonía, me hace pensar que no lograré lo que esperáis de mí, y que para estar a la altura de esto son necesarios más de unos cuantos centímetros ¡Yo no soy vuestro rey, no mando sobre vosotros! Solo estoy aquí para administraros, para encaminaros hacia la victoria y no hacia el final. Vosotros, el pueblo, y nosotros, los políticos. Vamos a olvidarnos del dinero, de la fama, de las alabanzas, de los trapos sucios, y levantemos de una vez por todas al mundo, que bien merecido se lo tiene. 
Juntos, lograremos un final feliz para esta historia, 
os lo prometo.

9 abr 2012

El laberinto gris e interminable.

Y ahí estaba él, perdido en medio de toda esa niebla, con los ojos abiertos, pero vendados por las nubes que bajaban y besaban el suelo. Andaba de un lugar para otro, buscando una salida a tientas y tropezando con las paredes en la oscuridad, pero siempre caía en la misma piedra y el camino torcía, se doblaba como una serpiente que repta hacia su presa, giraba una y otra vez en espiral y daba con una pared de frente que le impedía el paso. 
El laberinto era como un enorme árbol lleno de bifurcaciones, y él siempre elegía las incorrectas y cada segundo se perdía un poquito más. Respiraba en la nada, en el desierto sin oasis, en la desolación de los que no saben hacia donde van, ni de dónde vienen.
Aún hoy, muchos como él siguen perdidos y gritan auxilio, pero ya nadie los escucha.

27 mar 2012

Laberintos y burbujas de cristal.

Después de tantos años, de tantas caídas, seguimos inmersos en nuestras propias burbujas de cristal. Parecemos locos incansables que se golpean contra las esquinas por diversión, que se adentran en laberintos de pensamientos equivocados para perderse e ignoran a los otros porque piensan que, con unas gafas tintadas de rosas, la realidad va a desaparecer. Y una vez que estemos aislados y no podamos gritar auxilio, cuando ya nadie pueda escucharnos, se abalanzarán sobre nosotros la lujuria, la gula, la avaricia, la pereza, la ira, la envidia y, ante todo, la soberbia. 
Al final, del ser humano no quedarán  más que restos.

22 mar 2012

Los cajones olvidados de la memoria.

Hay noches en las que no puedo dormir y me pongo a recordar. Entre las vigas del techo encuentro mi casa de la playa, las luces que había sobre la puerta y que, cuando se iluminaban, eran como los ojos de un gigante cuadrado que me observaba. Recuerdo que los días de arena y olas a mi abuela le gustaba sentarnos en el balcón de cenefas azules y blancas y nos daba la comida mientras contaba historia de gente que pasaba.
Entre las imperfecciones de la pared blanca hay más recuerdos. Recuerdos de una mochila pequeña en una silla que simbolizaban mi primer día de clase, los ojos azules de un niño que se chupaba el dedo por la calle, las luces parpadeantes de una bicicleta en la noche, una nube con forma de delfín en la carretera camino a casa. 
Y en las aspas del ventilador, el olor a chocolate de los domingos, el abrir y cerrar de una cremallera en un jersey hecho a mano, la sombra del vecino tras las cortinas haciendo de comer, el gesto de una sonrisa que aún guardo con cerrojos, meter la mano en el armario y tener la esperanza de tocar la nieve de Narnia, la sombra difuminada del carboncillo de mi abuelo sobre el papel, los ojos de Van Gogh en uno de sus cuadros y la textura de una colchoneta para saltos. 
Y miles de millones de recuerdos que siguen ahí, aunque yo no los vea, esperando a salir de los cajones olvidados de la memoria.

10 mar 2012

Has escrito tu nombre con indeleble.

Ha amanecido está mañana del color de las mandarinas, y parecía un atardecer. Estaba la luna en lo alto, observándome con sus ojos de cráteres y de tierra, recordando la última vez que fui a visitarla y me llené de vértigo por las alturas. Estaba demasiado alto incluso para mi imaginación. 
Y cuando salí a la calle, olía a café y a neumáticos quemados, pero sobre todo olía a ti. Olía a ti porque estás en mi mente cada maldito segundo y tu sonrisa no se borra de mi mente, ni tus labios, ni tus ojos azabache y grandes que me observan y te delatan. Estás en mi mente, sí, y no te puedo borrar porque has escrito tu nombre con un bolígrafo indeleble. 

4 mar 2012

Yusuff soñaba con ser aviador.

De pequeños, todos hemos abierto los brazos cuan largo eran y hemos corrido por la acera fingiendo ser aviones. Hacíamos sonidos con la boca, imitando el motor del aparato, algo así como bruuuuuuun, bruuuuuun, y entonces hasta los mayores se asustaban. Por supuesto, Yusuff no era un excepción. 
En uno de sus viajes, su padre le había comprado un gorro de aviador que llevaba puesto a todas horas y tenía color carmín, aunque del uso había empezado a desgastarse y ahora parecía cuero de oveja. Muchas veces había soñado con surcar los cielos y atravesar las nubes, que debían de saber a azúcar y a chocolate, pero siempre despertaba y estaba con los pies bien pegados a la tierra. A Yusuff aquello le fastidiaba. Miraba el azul sobre él y envidiaba a los pájaros, con aquellas grandes alas que los hacían planear sobre el aire. En esos momentos de desesperación, arrugaba la nariz, corría hacia su casa con la bufanda de su abuela arrastrada tras él, y se encajaba el casco en la cabeza mientras subía por los muebles y se colgaba de la lámpara. 
Y si cerraba los ojos, volaba sobre la arena del desierto, sobre el mar embravecido y sobre las torres altas que daban las doce en París. (Como un verdadero piloto de sueños).

19 feb 2012

Y es que nadie le pone etiquetas a Pam.

Me llamo Pam, soy alérgica a las nueces, y no soporto a los falsos. Mañana cumplo trece primaveras, pero por mí como si cumpliera veinte, porque al mundo le da igual. Desde que nací, supe que nadie me impondría etiquetas, que nadie me impediría llegar a la cima y cumplir mis sueños. Ni el más astuto de los zorros podrá conmigo. Ni los zorros, ni las zorras. Mi música favorita es el jazz, y mi cantante, Bessie Smith. Amo a los Beatles y no soporto a Rihanna, ni a todos los que tratan de imitarla. Como hobbies, me decanto por leer bajo las sábanas, al amparo de una linterna medio gastada, e imaginando peripecias e historias acabo por cerrar los ojos y dormirme. Esa soy yo, esa es Pam, y si no te gusto siempre puedes mirar hacia otro lado.
La chica rubia sonrió a la clase vacía, estrujó el papel y lo tiró a la basura. "Una lástima" Se dijo mientras le pegaba un mordisco a su bocadillo "Que no se puedan decir estas cosas en la realidad, y al final tenga que escribir una redacción típica de mi edad, llena de rosas y bazofia". 

9 feb 2012

Camino por calles sin nombre.

La ciudad está enterrada en la derrota. Hundida hasta los tejados de tierra roja llena de prejuicios, las ventanas abiertas de par en par, con los cristales rotos y flores muertas en las repisas. Hay en el asfalto charcos de sangre y de envidia, nubes que bajan y en vez de rozar el cielo rozan el suelo, remolinos de aire como los que describía Clarín al inicio de La Regenta, que juguetean por las aceras y ascienden en las paredes llenas de escarcha y congeladas por el frío. 
El cielo está tan rojo que parece el infierno. De verdad, el maldito infierno.
Las personas ya no pasean por las calles, solo caminan con la mirada perdida y llena de nebulosas. Y como no los alaban, ni les sonríen, ni les prestan atención, los árboles han terminado desnudos y muertos, y los edificios son todos iguales, ladrillo y hormigón que ya nunca más se admirarán. Las catedrales se han caído -la tierra vuelve a la tierra-, se rajó el papel fibroso de los libros y hay abandonados juguetes en parques que huelen a óxido.

1 feb 2012

La coraza de cristal de la princesa Katapúm!

Yo conozco a una princesa que se llama Katapúm!, pero que ni es guapa, ni joven, ni rica ni nada. Y como no es nada, Katapúm! no recibe peticiones de matrimonio, ni va a rescatarla a su castillo príncipes rubios, altos y apuestos. Por ello, la princesa se ha formado una coraza de cristal y se ha escondido allí para que los que se asomen por su morada no puedan verla. Pero su escudo, cómo ella, es transparente y frágil, aunque no quiere darse cuenta, así que ha decidido que no va a tenerle miedo a nada. Cuando se asoma a la ventana y ve todos los bosques y las montañas que se extienden a su alrededor sueña con atravesarlos, y ni siquiera un estremecimiento le recorre la espalda porque, en su lecho de cuatro paredes, ha aprendido a ser valiente.
Katapúm! la invencible, la llamaban, hasta que un día llegó una cabellera oscura, unos ojos grises y una sonrisa perfecta y lo cambiaron todo en dos minutos. En solo dos minutos. 
(Como podéis imaginar, de la coraza de cristal no quedaron más que restos). 

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