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24 oct 2010

Desconexión.

Las olas de la playa me recordaban a caracolas huecas que inundaban mis oídos. La arena se arrebujaba entre los dedos de mis pies descalzos y el tiempo parecía haberse parado de repente. En aquellos momentos, podíamos permitirnos decir cosas tan idiotas como te quiero. Aislados del mundo, nos sentamos uno a la vera del otro y vimos la puesta de sol acurrucaditos, pecho contra pecho, corazón contra corazón, alma contra alma. La vida nos sonrió indecisa.

El teléfono está apagado o fuera de cobertura.
Por favor, deje su mensaje después de oír la señal.
Gracias.

17 oct 2010

Hemos tirado (las ganas de llorar) por la ventana.

Fuimos a la tienda de antigüedades y compramos relojes de segunda mano que daban mal la hora, así el tiempo no existiría y podríamos hacer lo que nos diese la gana. 
La volkswagen roja, ese rojo chillón y escandaloso que yo te dije que pusieras (y lo pusiste, tardaste pero lo pusiste), el colchón caro que tuvimos que ir a buscar a la tienda y que cargamos en una vaca invisible. Recuerdo que fui yo la que busqué la colcha de estampados que tan poco te gustaba. 
No queríamos sumirnos en una rutina diaria. 
Reíamos y salíamos las noches del sábado, sin miedo, sin peligros, estudiábamos en la pequeña mesa de cristal el uno frente al otro, y al final, de tanto mirarnos, tú te ibas a la cocina y yo al dormitorio. 
Pensamos que las cosas buenas nunca cambiarían, que nuestro estado de amor y de felicidad sería el mismo para siempre y que cada mañana nos despertaría la respiración acompasada del otro.
Ahora somos una pareja más, con nuestro pequeño espacio en el mundo, con un apartamento en el centro de la ciudad y un coche con el que llevamos la compra a casa. Los relojes de segunda mano han sido arreglados, hemos crecido y ahora cada uno se centra en sus trabajos. Las noches de primavera son solo noches y los cuadros cosas para decorar. Es cierto que la vida pasa, que las cosas cambian... 
Pero nosotros hemos tirado las ganas de llorar por la ventana. 

3 oct 2010

#5- La chica del paraguas azul

"¿Quién es esa, la chica del paraguas azul?"
¿Cuales son sus sueños?
¿Qué es lo que oculta?
Cuando la realidad se convierte en irrealidad y los sueños en pesadillas aparece ella... y todo lo que conociste deja de existir.

***

Vicky clavó sus ojos sobre él. Una sonrisa empezó a esbozarse en su rostro. 
- ¿Quién es? ¿Se fijó ella en ti o tú te fijaste en ella?
- No ocurrió nada. Ni yo me fijé en ella ni ella se fijó en mi. 
- Mientes. Tus ojos dicen lo contrario.
Max se dejó caer en el sofá, que lo acogió cual bebé en su cuna. Se quitó el chaquetón que le había protegido del frío de la mañana y lo dejó en el posa-brazos, a la espera de alguien que lo recogiese. El chico cerró los ojos y se pasó una mano por el pelo crespo y oscuro. No había forma de ocultar aquello que se había propuesto no contar. Notó como su mejor amiga se sentaba a su lado y le escrutaba. 
- ¿Y bien?- esperaba una respuesta, pero Max no estaba seguro de nada. 
- Yo buscaba el chocolate... fue muy ridículo. No lo encontraba y una chica de película se acercó a mí y me dijo donde estaba. Tenía una sonrisa, las palabras sonaban tan perfectas que, bueno, yo...
- Te quedaste embelesado, vamos. 
- Algo así, sí...
- Aún estás en estado de shock- rió Vicky, pegándole un pequeño empujón- definitavemente te has enamorado, chico. Sé lo que es sentir algo tan intenso por una persona. Es lo que me pasa a mí con Charl.
Max se tapó el rostro con sendas manos e intentó que su respiración volviera a la normalidad, pero no fue capaz. 
- Eso es absurdo. Todos sabemos que no existe el amor a primera vista. Además ella ni siquiera se fijó en mí. Debí de parecerle incluso ridículo. Lo tuyo con Charl no es lo mismo, lleváis juntos desde la infancia, él te quiere y tú le quieres, es mucho más fácil, es natural. Lo mío es absurdo. Seguramente no la vuelva a ver. 
- No seas tan negativo. 
- No soy negativo, soy objetivo, palabra que no encaja en tu definición.
- En mi definición no encaja ninguna palabra-sonrió Vicky- porque mi definición es inexacta. Completamente y perfectamente inexacta. 


Lee los microrrelatos anteriores a este para entenderlo bien... I,II,III,IV

Muchísimas gracias por los  5 premios que he recibido 
y que podéis ver ya. En la próxima entrada de tres 
mariposas y media diré como se hace para 
que no puedan copiar el texto.

29 sept 2010

Algunos me llaman Lágrimas...

[Para leer este relato para la música de abajo y dale al play de esta otra.]


Te perdiste una mañana de abril, después de una conversación cortante en la cama. Yo te dije que no eras nadie para mí, nos gritamos el uno al otro y el eco de nuestras voces quedó en la habitación, entre las paredes claras. Nos insultamos y nos dijimos cosas que no sentíamos en realidad, cosas de las que después nos arrepentimos. Pero ya era tarde y la figura de tu recuerdo se perdió con la niebla de aquel día. Las lágrimas brotaron de mi rostro y las palabras se convirtieron en susurros que te pedían volver. 
El humo del cigarro que habías encendido me hizo toser. Con los ojos empañados en lágrimas y el corazón roto me tumbé en la cama y me arropé con aquellas mantas color pastel que la noche antes nos habían acogido.
¿Quienes somos, que somos? Las conversaciones sentados en el sofá, delante de un televisor siempre apagado, observando cuadros abstractos que ambos habíamos pintado, intentando que las horas muertas no existieran. Yo cogía el pincel y lo mojaba en la pintura de colores extraños, me cogías de la mano cual niña que quiere aprender a escribir y me guiabas en mi camino. 
Ahora que te has ido ya no sé que hacer, no sé como seguir hacia adelante, como levantarme y continuar. Ya no puedo pintar cuadros abstractos y solamente veo manchas donde antes veía irrealidad. Las ganas de llorar se me han gastado con el tiempo y las ganas de olvidar se han acentuado minuto a minuto. 
Algunos me llaman Lágrimas...
Pero ya no soy capaz de recordar como me llamabas .

30 ago 2010

Ya no quiero saber nada más de historias de amor...

Bueno, anunciaros que "Ni en el blanco de los ojos" se acabó por el momento y que dentro de poco aparecerá "La chica del paraguas azul"... y que la imagen, por supuesto, es de Norae Lebowski.

"Ya no quiero saber nada más de historias de amor." Se dijo una mañana, nada más levantarse "todo lo que dicen no son más que cuentos." Por entonces no tenía más de ocho años y soñaba con Peter Pan, con Campanilla y con no crecer nunca.
El problema era que no sabía que uno crece, avanza, y que el amor se encuentra. No se dio cuenta hasta que lo tuvo delante, hasta que ya no podía huir de él ni de sus problemas. Todos sus miedos se reflejaron en sus iris pardos. 
No sabía lo que era el amor, nunca había tenido que enfrentarse a él, ni experimentarlo... y cuando lo hizo gritó al cielo llena de rabia por fuera y por dentro.
La vida la había estafado, la había engañado. Había crecido y Peter Pan se alejaba corriendo, con prisas. Ahora no era más que una Wendy adulta, que iba alejándose del País de Nunca Jamás... y ese jamás se convertía en siempre. 
La vida nos da regalos, nos invita, y nada más que hay que saber aceptarlos.

26 jul 2010

Blanco y negro... del color de miles de arco iris.

Todas las demás partes (las seis restantes) las puedes encontrar aquí. Esta es la última... Gracias por colaborar con 21 estupendos votos en la encuesta para ayudarme a decidir el final. Aunque ha habido dos opciones reñidas, al final se ha impuesto la del final abierto, pero como son muchos los que quieren uno feliz, no les voy a dejar con las ganas. Aquí el resultado de las encuestas.

click to zoom

Lo vio perderse tras la puerta. Creyó también distinguir la figura de una mujer perfecta, frágil y débil, con esos bucles de los años de la guerra. Cuando la mujer no era más que una mujer. Margueritte sintió una lástima repentina. Por él y por ella. Él creía tener el amor verdadero, un amor que podía manejar a su antojo. Ella creía tener la mayor fortuna del mundo: el hombre no, su dinero. 
Ambas siluetas desaparecieron y, pasados varios segundos, otra se contorneó. Era mucho más pequeña, mucho más infantil y mucho más inocente. David apremió a su madre. Ni siquiera se había dado cuenta de que, apenas dos segundos antes, su padre le había rozado el hombro. Aquel padre que no pudo ni siquiera conocer. 

- ¡Venga mamá, venga!- corrió hacia ella y le tiró de la manga- que aún tengo que cambiarme... - Margueritte despertó de su sopor y le sonrió. 
- Por supuesto cariño, me pareció ver a alguien que conocía... pero ha sido solo un error. 
Vio como David corría de nuevo hacia dentro del edificio y se perdía escaleras abajo hacia los vestuarios. La chica miró hacia el cielo, un cielo con pocas nubes, celeste y con un bonito arco iris de colores. 

En la vida de Margueritte no existe el silencio, ni las lágrimas, ni la lluvia gris que te deja mojada.
Ni ahora, ni nunca, nunca jamás.

23 jul 2010

Cero.

Siempre es difícil empezar, mera aclaración: empezar de cero. Creemos conocernos y tropezamos siempre con la misma piedra.
Una simple conversación en algún lugar de la casa...
- Mañana te toca a tí sacar a el perro.
- No es a el perro, es al perro. 
- Tú y tu estúpida gramática. Tú y tus letras absurdas ¿te importaría ocuparte un poco más de mí?
- Ya lo hago. 
- Pues no lo creo. Al menos yo no me doy cuenta. 
- Tu no te das cuenta de muchas cosas.
Siguió lavando los platos. La espuma resbaló y cayó en el fregadero. Poco después se convertía en agua.

(imagen de etringita)

7 jul 2010

Siluetas en un amanecer (Relatos dedicados a imágenes IX)


Imagen de Andres Sañudo.

No somos más que dos personas en un
mundo cualquiera que
nos preguntamos el porqué de
nuestra mera existencia.
Ahora me ves y no recuerda nada de lo que nos sucedió. Ahora me ves y ni siquiera te preguntas que fue lo que pudo suceder en aquel remoto y pasado viaje a África. Yo, en cambio, cada vez que diviso tus ojos, tu agonía, tus nervios y tus ganas, regreso a un pasado que nunca querré olvidar.
Aquel cielo sin estrellas, sobre árboles muertos
y rancios, apunto de caer en una hierba
mustia y francamente inexistente
Sobrevolamos jirafas con manchas marrones, de cuerpos esbeltos y cuellos altos. Sobrevolamos jardines inventados que nuestros ojos no son capaces de ver. También rinocerontes, leones que gritan ¡libertad! en forma de un rugido infernal y temerario. Al menos es eso lo que imaginamos.
Y me encuentro de tu mano
observando un paisaje que probablemente
no vaya a volver a ver
jamás.

5 jul 2010

De amor y esperanza

Que va todo siempre de lo mismo, repetimos:
Lo mismo.
Hacen eco las palabras, resuenan una y otra vez, permanentes, nos cansan, hacen daño a los oídos, nos convertimos en marionetas manejadas.
Lo mismo.
Y es que hablamos de lo mismo, que ya casi no queda esperanza. Tu haces y yo hago eso, y eso se convierte en nada.
Lo mismo.
Hay dolor, hay agonía, sufrimiento en un pozo negro sin fondo y lleno de estrazas con letras de tinta corrida y mojada, palabras perdidas para siempre.
Lo mismo.
Desazón poca esperanza. Amor reducido a gloria falsa. Tu amor es mi amor es el mismo amor de todos, sin diferencias, sin peculiaridades, el amor son copiar reproducidas de forma exacta.
Lo mismo.
Y ya es que hasta te cansa repetir siempre las mismas palabras, andar por las calles como lo hacen los demás, vestir como lo hacen los demás, hablar como lo hacen los demás. Reiterada agonía, vida igual. Caemos en rutina diaria.
Lo mismo.
¡Hay siempre lo mismo! Que lo que antes eras tú, con tu pelo rubio, encrespado, con tu pelo negro y lacio, con tus ojos grises, con tus ojos pardos, ahora es una sombra, algo indiferente, imposible de diferenciar de los demás.
Lo mismo.

29 jun 2010

Solos en el silencio (Relatos dedicados a imágenes VIII)


Navegamos por un mundo de estrellas que alumbran la oscuridad. Contenemos la respiración, flotamos. Tus mejillas sonrojadas destacan incluso detrás del cristal, cubierto de vaho. No soy capaz de fijarme en la vía láctea, solamente en tus ojos azules iguales que el infinito y tu respiración acompasada a los latidos de mi corazón.
De repente me parece que no hay nada que me ate al mundo. En la oscuridad de una noche perpetua, patente ante mí, cierro los ojos. El brillo de las estrellas desaparece. Floto en el silencio.
Y me veo a mí, y a ti, rodeados de miles de estrellas, con el planeta tierra al fondo, dentro de la composición del cuadro de la vida.

15 jun 2010

Poema improvisado sobre papel azul

Este es un poema que le hice a una amiga mía en la clase, (la pobre está enamorada) así como así... sobre un papel teñido de azul. No tiene nada, ni rimas, ni ninguna de esas reglas que son estrictamente necesarias. Aún así, ahí os lo dejo...

Son tus ojos mi sonrisa
alma y alma
cuerpo y cuerpo
labio y labio...
Rosas en las mejillas
como una metáfora inexacta
en la que vivo
desde que te conocí


13 jun 2010

Todo va sobre el amor (una cosa abstracta)


Amor son cuatro letras.
Y si nos quedamos sin ellas, nos morimos y nos vamos, y volvemos ausentes a una época más feliz que la actual, más bonita y placentera. Nos estancamos en el pasado otra vez, intentando que no sangren las heridas.
Y cae rojo sobre la hierba, impregnando el verde amarillo, color inexistente, solo patente en nuestra mentes. Reservo un hueco para ti en el pasado, mi presente ya no existe. Se convierte solo en una nada, algo que nos gustaría vivir.
Nos deja el amor y no somos nada, solamente queda fragmentado en cuatro letras, la A, la M, la O, la R... sin ellas vacío. Amor de madre, amor de padre, amor de hermana, amor de amor, hay tantos tipos de amores...
Y amor de amar, amar y después querer. Sangre de heridas y brechas abiertas por el tiempo, por el dolor, por las palabras... hay veces que el amor se convierte en odio y nuestra mente elimina los recuerdos sin querer. Maldito tiempo perdido con esa persona que nunca quise conocer. Mal-di-to-tiem-po-perdi-do-por-ti.
Ahora te dejo ahí, tirado, tirada, sobre ese césped que una vez me pareció el mío y ahora ya no es nada. Te quedas tu solo, sola para podarlo. Yo tiendo y cuelgo esas cosas que ya no me sirven de nada... esas cosas que quiero olvidar.
El amor es casi, casi, una mentira.
Pero merece la pena creérsela.


12 jun 2010

Del corazón al corazón (Relatos dedicados a imágenes IV)


Somos muñecos articulados, unos nuevos, otros desgastados.
Sueño contigo esta noche, y me equivoco al pensar que utilizas mi corazón de almohada. Creo, pienso, bacilo, suspiro y duermo en la noche de luna llena y estrellas de colores indefinidos. Junto las piernas, rodilla con rodilla, pantalón de pana y rotos en la tela blanca. Suena al fondo el arrancar de un coche, que deja humo gris y se va rompiendo el silencio de la noche. Mis oídos están sordos, nos quedamos tú y yo en silencio, distanciados por el tiempo y por el mundo. Parece que la carretera de nuevo vuelve a vibrar con la llegada de nuevas vidas. Como cuando tú llegaste, que después te fuiste y ya está.
Ni adiós, ni hola, solamente agonía.
Abrazo el corazón rojo, oculto entre la maraña de raíces que han ido creciendo alrededor. Otra vez me quedo yo, otra vez soy solo un cuerpo. Corpóreo, material, sólido, pero vacío. ¿Pensarás tú en mí ahora?
Incluso me parece oír a las estrellas cantar, llantos sofocados de mariposas blancas, rechazas por los colores vistosos de la sociedad. Pura belleza.
Que solo soy una muñeca articulada, solo eso, que el ser humano no puede vivir solo, porque muere de miedo, de soledad, de silencio.
Somos muñecos articulados, unos nuevos, otros desgastados.

5 jun 2010

Environment

Por el día de la naturaleza.
Son tus labios como la hoja
Rocíos de la mañana
Transparente nuestra, el agua
Cae del cielo sin sentir
Son tus labios como la hoja
Flores de color carmín.

30 may 2010

aDiÓs...

Cuando volviste yo ya me había ido, aunque mi cuerpo seguía allí.
Mi mente vagaba por otros lugares, pensando de nuevo en tí.
Cuando volviste yo ya me había ido.
Fue tu culpa, fue tu error, fue tu maldita agonía, tu ego.
Cuando volviste, solo el exterior, no el interior.
Adiós.
Adiós.
Adiós.

18 may 2010

Recuerdos del pasado

Quedaron en la plaza, donde los viejos jugaban con canicas plateadas. El piar de los pájaros les recordaba un pasado que se diluía poco a poco en las aguas. Niños jugaban a saltar la comba, pintaban el suelo con tiza blanca. No eran más que inocentes sonrisas, inocentes miradas.

Todos eran los mismos, incluso los edificios, ahora corrompidos. Rostros surcados por arrugas, gastados por el tiempo. Podían distinguir aún las sonrisas adolescentes de los que ahora eran mayores, que fumaban pipa con manos llenas de tierra. Con boinas que cubrían sus cabezas calvas.

Quedaron en la plaza, se sentaron sobre los bancos oxidados, cogidos de la mano. Retrocedieron , a una tarde de abril, cuando contaban letras en un libro ahora perdido. Él decía A, ella E, O, Y, L, T, R, W, M, Q, S, D, H, L... y se pasaban horas deletreando miles de veces el abecedario.

Las arenas del tiempo los consumió poco a poco, aspirando aquellas virtudes, aquella agilidad, aquellas ganas de vivir. Ahora son dos viejos más en esa plaza, que cuentan de nuevo el abecedario, rememorando tiempos antiguos. Él dice E, ella dice A, y todo se resume a sus vidas, a sus palabras y a sus sentimientos.

13 may 2010

Desaparecimos del mundo...


Esa noche apenas hablaron. La linterna no daba mucho luz, pero era suficiente para los dos libros. Y así los que hablaron fueron los personajes de sus historias.

Los gigantes de la Luna. Gonzalo Moure.



Las palabras solamente describen sentimientos. No son más que ganas de expresar lo que llevamos dentro. Tú callabas, yo callaba, y durante el trascurso de la noche solamente se oyó el roce de las hojas contra la madera de la cabaña. El silencio no fue molestó, nos remitimos a hablar sin decir nada, sin ni tan siquiera mirarnos. No fue una guerra, solo una pelea. Yo quería terminar antes que tú, tú querías terminar antes que yo. Nos quedamos sumidos en la oscuridad cuando la bombilla dejó de titilar. Su luz se rompió en mil pedazos y se convirtieron en luciérnagas que sobrevolaban la cabaña. Fue ese nuestro amparo y nuestra luz durante el resto de la noche. Ahora que pienso dando pequeñas caladas al cigarro, me pregunto si alguien nos echó de menos, porque al fin y al cabo desaparecimos del mundo durante unas horas y nadie supo de nosotros. Se nos tragó el orgullo y las ganas de más, se nos llevó la luna, que alumbraba la habitación de enfrente. Y estuvimos metidos en otras vidas, en otras historias, viviendo vidas que no eran nuestras. Recuerdo cuando bajamos de la cabaña y me felicitaste porque había acabado la historia antes que tú, nos dimos un abrazo y nos miramos a los ojos.
Las palabras solo describen sentimientos.
Y me dedicaste aquel libro como si fueras el famoso escritor con el que soñaba, en aquel momento ambos nos lo creímos.

Para tí,
por derrochar horas conmigo.
Ojalá derrochemos mil más,
dos mil y dos mil cinco.
Te quiero.

Después me sonreíste, fue mágico, fue trágico, fue maravilloso. Murmuré algo por lo bajo. Desaparecimos del mundo... Una, mil, dos mil y dos mil cinco más.



25 abr 2010

El balcón y las flores moradas

Regreso de Segovia... aprovechando estas ferias, así que no he podido escribir. ¡Besos! Actualizando...


Paseaba por la calle, sintiendo el sol primaveral sobre mi piel. Mis pasos me guiaban por callejuelas pequeñas, donde la sombra de los edificios entristecía y oscurecía el cielo azul. Cerré los ojos e inspiré el aire de la mañana, impregnado del olor a flores y de la lluvia del rocío. Aún podía distinguir las gotas sobre hojas moradas. Levanté la vista cuando el sol volvió de nuevo a rozar mi pómulo. Se atrevió a juguetear con mi pelo, a iluminarlo, haciéndome parecer pelirrojo. Levanté entonces la vista y me encontré con la fachada de la casa, la casa y el balcón pintoresco, sostenido por la nada, allí en los alto. La madera pintada de violeta, acorde con
aquellas flores que había visto en el parque, nacidas entre la verde hierba. Una muchacha se asomaba a él, intentando disfrutar también de aquel sol blanco que destilaba calor. Vestía de lino, y las chancletas casi caían bajo el precipicio que se abría a sus pies. Era bella, de pelo moreno y liso, de esas que sonríen por cualquier cosa, que viven por vivir y sin preocupaciones, sin problemas, alimentando con su belleza a los demás.
Como las flores moradas del parque escondido cuesta abajo.






5 abr 2010

Inspiración.

Y se va de repente, como llegó.
Me deja anonadada, absorta en un vacío sin fin y muerto. Porque sin ella no soy nada.
Se acerca a mí y me regala una sonrisa, de esas que llegan de oreja a oreja. Y es como si me hubiera alumbrado con la esperanza, con el amor, con la imaginación y la paciencia de escribir. Pero es cruel al irse de repente.
Porque yo sin inspiración no soy nada.
¿Es este sentimiento un defecto o una bendición?Mi respuesta se la lleva el olvido.

29 mar 2010

Y fue la primavera de aquellos años...

Es tan fácil saltar al son de una música invisible, insonora... bailar sonriendo y riendo, con los ojos entrecerrados, llevándonos mal con el dolor. Con los pies descalzos corriendo, pisando los pétalos rosas del cerezo.


Creyéndonos perfectos y únicos, soplando a las flores, viendo mecerse las hojas por el viento, hacia la derecha y hacia la izquierda, por ese suelo verde que solamente nosotros podemos ver. ¿Cual es la verdadera identidad de la felicidad?


Y ahora me siento sobre la tierra, al lado de un millar de flores. Cojo la arena entre mis dedos y dejo que el viento se la lleve, quedándosela para él, en su propiedad. A mi no me importa, ya no. Ahora tengo más cosas de las que puedo disfrutar, nadie me impedirá ser feliz en estos tiempos, nadie...


Quedaba atrás el frío invierno, los abrigos de lana y las bufandas rojas impidiéndonos hablar, dejándonos solos con la nieve y con la crueldad. Yo no maldigo al amor, solamente siento que tú en aquella primavera fuiste algo más que un rostro que me salvo de la oscuridad. Yo no sabía que tu amor escondía esta enorme felicidad.


Yo sé quien eres, ya no escucho tu voz, ya no me siento triste, ahora solamente siento el sol brillar con fuerza sobre mi piel, dejándome exhausta y sonriente en un mundo lleno de colores.

2009-2017. Todos los derechos reservados a Ali Alina.